lunes, 12 de enero de 2009

Fundamentos de la educación ambiental


La crisis ambiental

Desde siempre la especie humana ha interaccionado con el medio y lo ha modificado, los problemas ambientales no son nuevos. Sin embargo, lo que hace especialmente preocupante la situación actual es la aceleración de esas modificaciones, su carácter masivo y la universalidad de sus consecuencias.
Los problemas ambientales ya no aparecen como independientes unos de otros sino que constituyen elementos que se relacionan entre sí configurando una realidad diferente a la simple acumulación de todos ellos. Por ello, hoy en día podemos hablar de algo más que de simples problemas ambientales, nos enfrentamos a una auténtica crisis ambiental y la gravedad de la crisis se manifiesta en su carácter global.
Sin embargo, no podemos limitarnos a percibir esta crisis como conflicto en el que determinados planteamientos sobre el mundo y sobre la vida resultan inadecuados. Si somos conscientes de que sólo en un ambiente de crisis se consideran y se desarrollan soluciones innovadoras, parece claro que tenemos ante nosotros el desafío de encontrar en la crisis una ocasión para "reinventar" de forma creativa nuestra manera de entender y relacionarnos con el mundo.
Pero estas soluciones no pueden ser solamente tecnológicas, el desafío ambiental supone un reto a los valores de la sociedad contemporánea ya que esos valores, que sustentan las decisiones humanas, están en la raíz de la crisis ambiental. En este contexto, la educación ambiental tiene un importante papel que jugar a la hora de afrontar este desafío, promoviendo un "aprendizaje innovador" caracterizado por la anticipación y la participación que permita no sólo comprender, sino también implicarse en aquello que queremos entender.
La Educación Ambiental: una respuesta a la crisis ambiental
Desde los años sesenta, cuando se cuestionó el modelo de crecimiento establecido y se denunció el impacto que sobre el medio ambiente producía, los diagnósticos realizados sobre la crisis ambiental han sido numerosos. Poco a poco, el ser humano empieza a realizar una nueva lectura del medio en el que está inmerso y una nueva cosmovisión, una nueva percepción de la relación ser humano-sociedad-medio, va abriéndose paso.
En no pocos de los informes y manifiestos que van apareciendo a lo largo de estos años se plantea la necesidad de adoptar medidas educativas (entre otras) para frenar el creciente deterioro del planeta.

CONCEPCION ACTUAL DE MEDIO AMBIENTE

El concepto de medio ambiente ha ido evolucionando de tal forma que se ha pasado de considerar fundamentalmente sus elementos físicos y biológicos a una concepción más amplia en la que se destacan las interacciones entre sus diferentes aspectos, poniéndose el acento en la vertiente económica y sociocultural.
Por lo tanto, hoy en día se identifican como ambientales no sólo los problemas clásicos relativos a contaminación, vertidos, etc., sino también otros más ligados a cuestiones sociales, culturales, económicas..., relacionadas en definitiva con el modelo de desarrollo.
De hecho, actualmente la idea de medio ambiente se encuentra íntimamente ligada a la de desarrollo y esta relación resulta crucial para comprender la problemática ambiental y para acercarse a la idea de un desarrollo sostenible que garantice una adecuada calidad de vida para las generaciones actuales y para las futuras.
De esta forma, el medio ambiente puede entenderse como un macrosistema formado por varios subsistemas que interaccionan entre sí. Cuando se produce algún fallo en esas interacciones surgen los problemas ambientales.

Las relaciones entre educación y medio ambiente no son nuevas, sin embargo, la novedad que aporta la educación ambiental es que el medio ambiente, además de medio educativo, contenido a estudiar o recurso didáctico, aparece con entidad suficiente como para constituírse en finalidad y objeto de la educación.
De esta forma, aunque sus raíces son antiguas, la educación ambiental, como la entendemos hoy en día, es un concepto relativamente nuevo que pasa a un primer plano a finales de los años sesenta.
Estos planteamientos alcanzan rápidamente un reconocimiento institucional. Así por ejemplo, en el ámbito internacional, ha sido la Organización de las Naciones Unidas, a través de sus organismos (UNESCO y PNUMA fundamentalmente), la principal impulsora de estudios y programas relativos a la educación ambiental. Sin embargo, no podemos reducir este proceso de desarrollo a su vertiente institucional. Es preciso reconocer el esfuerzo de innumerables entidades, organizaciones de carácter no gubernamental y educadores que han contribuído, a veces de forma anónima, no sólo a la conceptualización de la educación ambiental sino, sobre todo, a su puesta en práctica.

Funciones de la Educación Ambiental

Un propósito fundamental de la educación ambiental es lograr que tanto los individuos como las colectividades comprendan la naturaleza compleja del medio ambiente (resultante de la interacción de sus diferentes aspectos: físicos, biológicos, sociales, culturales, económicos, etc.) y adquieran los conocimientos, los valores y las habilidades prácticas para participar responsable y eficazmente en la prevención y solución de los problemas ambientales y en la gestión de la calidad del medio ambiente.
La educación ambiental resulta clave para comprender las relaciones existentes entre los sistemas naturales y sociales, así como para conseguir una percepción más clara de la importancia de los factores socioculturales en la génesis de los problemas ambientales. En esta línea, debe impulsar la adquisición de la conciencia, los valores y los comportamientos que favorezcan la participación efectiva de la población en el proceso de toma de decisiones. La educación ambiental así entendida puede y debe ser un factor estratégico que incida en el modelo de desarrollo establecido para reorientarlo hacia la sostenibilidad y la equidad.
Por lo tanto, la educación ambiental, más que limitarse a un aspecto concreto del proceso educativo, debe convertirse en una base privilegiada para elaborar un nuevo estilo de vida. Ha de ser una práctica educativa abierta a la vida social para que los miembros de la sociedad participen, según sus posibilidades, en la tarea compleja y solidaria de mejorar las relaciones entre la humanidad y su medio.

Objetivos de la Educación Ambiental

Conciencia: Ayudar a las personas y a los grupos sociales a que adquieran mayor sensibilidad y conciencia del medio ambiente en general y de los problemas conexos.
Conocimientos: Ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir una comprensión básica del medio ambiente en su totalidad, de los problemas conexos y de la presencia y función de la humanidad en él, lo que entraña una responsabilidad crítica.
Actitudes: Ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir valores sociales y un profundo interés por el medio ambiente que los impulse a participar activamente en su protección y mejoramiento.
Aptitudes: Ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir las aptitudes necesarias para resolver los problema ambientales.
Capacidad de evaluación: Ayudar a las personas y a los grupos sociales a evaluar las medidas y los programas de educación ambiental en función de los factores ecológicos, políticos, económicos, sociales, estéticos y educacionales.
Participación: Ayudar a las personas y a los grupos sociales a que desarrollen su sentido de responsabilidad y a que tomen conciencia de la urgente necesidad de prestar atención a los problemas del medio ambiente, para asegurar que se adopten medidas adecuadas al respecto.
Definidos en el Seminario Internacional de Educación Ambiental de Belgrado. 1975

Educación y gestión ambiental

Previamente ha quedado planteado el carácter estratégico que la educación ambiental tiene en el proceso hacia el desarrollo sostenible. Sin embargo, es evidente que la acción educativa, por sí sola, no es suficiente para responder al reto ambiental. "Para contribuir con eficacia a mejorar el medio ambiente, la acción de la educación debe vincularse con la legislación, las políticas, las medidas de control y las decisiones que los gobiernos adopten en relación al medio ambiente humano". (UNESCO).
La educación es, a la vez, producto social e instrumento de transformación de la sociedad donde se inserta. Por lo tanto, los sistemas educativos son al mismo tiempo agente y resultado de los procesos de cambio social. Ahora bien, si el resto de los agentes sociales no actúa en la dirección del cambio, es muy improbable que el sistema educativo transforme el complejo entramado en el que se asientan las estructuras socioeconómicas, las relaciones de producción e intercambio, las pautas de consumo y, en definitiva, el modelo de desarrollo establecido.
Esto implica la necesidad de incluir los programas de educación ambiental en la planificación y en las políticas generales, elaboradas a través de la efectiva participación social. Demasiadas veces se cae en la tentación de realizar acciones atractivas, con una vistosa puesta en escena y grandes movimientos de masas, que no comprometen demasiado ni cuestionan la gestión que se realiza. La educación ambiental debe integrarse con la gestión ("la mejor educación es una buena gestión") y no ser utilizada como justificación ante las posibles deficiencias de ésta.
El reto que tenemos planteado hoy en día es el de favorecer la "transición" hacia la sostenibilidad y la equidad, siendo conscientes de que esta transición requiere profundos cambios económicos, tecnológicos, sociales, políticos, además de educativos. Así pues, aun reconociendo las enormes potencialidades de la Educación Ambiental, no podemos convertirla en una falsa tabla de salvación.

Autor: José Félix Martínez Huerta
Dirección: José Félix Martínez Huerta
Coordinación: Marta Ruíz Cerrillo

Los problemas ambientales en las ciudades



La ciudad es una de las creaciones humanas más complejas. Puede ser vista como un sistema conformado por sistemas naturales, físicos y culturales, interrelacionando en un área determinada; un sistema que no es homogéneo, y que no puede ser entendido como la simple suma de sus componentes. Al considerar los problemas ambientales urbanos, debemos tener en cuenta en primer lugar, aspectos de estructuración territorial, históricos, que explican en parte el deterioro actual del hábitat humano.




Las ciudades dependen de una gran variedad de recursos; y la forma en que estos recursos son usados, administrados, transformados y desechados después de su vida útil, tiene un profundo impacto no sólo sobre los habitantes de una ciudad en particular, sino sobre el todo el planeta y sus habitantes. Los problemas ambientales urbanos tienen una repercusión a escala local, regional y global.

Los problemas ambientales urbanos clave a los que se enfrentan las ciudades los podemos dividir en cuatro categorías, si bien no siempre actúan independientemente, y muchos son combinación de varios. Estos son:

- La contaminación por desperdicios urbanos y emisiones
- El acceso a infraestructura y servicios públicos
- La degradación de recursos
- Los peligros ambientales

Tomemos el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en Argentina, hubo un tiempo en que Buenos Aires era conocida como una de las más limpias del mundo. Ya nadie se atrevería a postular a la ciudad para semejante lauro.
Desde hace años el sistema de recolección de residuos tiene serias deficiencias que subsisten a lo largo de diferentes gobiernos, primero los designados por el Ejecutivo Nacional, y luego con los elegidos por los ciudadanos.
A los problemas de recolección se agregan las malas prácticas de los vecinos y comerciantes, que dejan depositados los residuos a cualquier hora. De hecho, en la medida en que esta costumbre se mantenga, la suciedad persistirá aún con una recolección frecuente. Parte de la responsabilidad de esta situación es del sistema vigente, que no dispone de contenedores para depósitos fuera de hora, y de las autoridades, que no ejercen los controles y aplican las penalidades correspondientes a quienes violan las disposiciones sobre la materia.
El cuadro se agravó, finalmente, con la búsqueda de material reciclable o comida, lo cual exige apurar la implementación de sistemas de separación de residuos y campañas de educación.

El Blacksmith Institute ha publicado un listado con las diez ciudades más contaminadas del planeta. Esta lista, confeccionada de acuerdo a criterios técnicos de expertos en medioambiente, química y medicina, entre otros, pretende alertar a las personas y a las administraciones sobre los peligros de la polución de aguas, aire y tierra; y da una voz de alerta sobre los cambios que requiere con urgencia el desarrollo industrial. Los lugares más contaminados del planeta son generalmente, zonas deprimidas económicamente donde no existen regulaciones legales que controlen las emisiones y residuos industriales. La contaminación por metales pesados, los que llegan a contaminar la tierra, el agua y el propio cuerpo de las personas, provoca enfermedades, muerte y contaminación ambiental que no es solucionable sino a largo plazo.



El listado de diez lugares más contaminados del mundo se elaboró de acuerdo a los siguientes criterios técnicos: el tamaño de la población afectada, la severidad de las toxinas involucradas en la contaminación, el impacto en la salud y el desarrollo infantil, la presencia explícita de fuentes contaminantes en la zona y la evidencia existente sobre el impacto en la salud de los contaminantes presentes. De esta manera, el resultado del estudio clasifica a las 10 ciudades más contaminadas, que son:

Linfen, China. Contaminación de aire y agua por partículas y gases derivados de la industria minera y de procesado de alimentos.



Ranipet, India. Contaminación de agua y suelo por productos químicos para teñido industrial.



Mailuu Suu, Kirjistán. Contaminación de suelos y aguas por desechos radiactivos derivados de la industria nuclear de uranio.



Dzerzhinsky, Rusia. Contaminación de agua y suelos por la producción de armas químicas.



Norilsk, Rusia. Contaminación de aire, suelo y agua con dióxido de sulfuro, cesio y otros elementos; derivados de la producción de platino.



Rudnaya Pristan, Rusia. Contaminación del suelo por plomo, derivado de su minería.



Chernobyl, Ucrania. Contaminación de agua y suelo por residuos radiactivos emanados tras el accidente de la planta nuclear.



Kabwe, Zambia. Contaminación del suelo por plomo, derivado de su minería.



La Oroya, Perú. Contaminación de aire y suelos por plomo, derivado de su minería.



Haina, República Dominicana. Contaminación del suelo por plomo, derivado del reciclado de pilas y baterías.

La conformación natural y tecnológica de los asentamientos humanos ha brindado a la población determinadas ventajas para la producción y para la vida. Sin embargo, la dinámica del desarrollo urbano, en especial en las últimas décadas se caracterizó por la alta presión de la población y las deficiencias de su conservación, generando procesos de contaminación que hoy padecen muchas ciudades.

La gestión ambiental urbana tiene como fin mantener y preservar el ambiente urbano, y redefinir en el tiempo y en el espacio las relaciones entre los seres humanos y su ambiente, en especial en relación a los patrones de vida y consumo. Esta redefinición procura revertir los efectos de la degradación del suelo, del aire y agua producidos por los modelos de desarrollo urbano insostenibles que reiteran la exclusión y empeoran las condiciones y calidad de vida de los seres humanos que habitan las ciudades.

Una ciudad sustentable será aquella que logre satisfacer de manera equitativa las necesidades de todos sus habitantes sin poner en peligro la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras. Esto implica que sus actividades no destruyan los recursos ni la diversidad de los ecosistemas en los cuales se sustenta, y la necesaria participación de todos sus ciudadanos para ejercer sus derechos y responsabilidades. Esta ciudad deberá ofrecer a sus habitantes servicios de calidad para toda la población, un ambiente sano, viviendas dignas y suficientes, seguridad, parques, espacios deportivos y de recreación, convivencia social intensa y fructífera, empleo digno y bien remunerado, atención sanitaria completa y eficiente, educación de calidad y acceso a la actividad cultural.

La planeación y conducción del desarrollo es una responsabilidad pública que corresponde a las instituciones gubernamentales, garantizando la inclusión de todos los sectores sociales y la sustentabilidad de la ciudad. Las políticas públicas, en materia de diseño, planificación y construcción sustentable para las ciudades del futuro, deben adaptarse al carácter dinámico y evolutivo de las necesidades de sus habitantes, presentes y futuros, y al ambiente urbano. Las ciudades modernas padecen problemas ambientales que afectan la salud de sus habitantes actuales y condicionan negativamente la calidad de vida en el futuro.

Las ciudades sustentables del siglo XXI demandan que se construyan nuevas formas de Hábitat, donde resistir y mitigar impactos permita crear un nuevo ciudadano que sea colectivo. Que pueda, desde nuevos pensamientos y técnicas organizativas imaginar las ciudades, apropiándose de sus espacios, saliendo de la dependencia hacia un rol de toma de decisión. Para construir las ciudades del futuro es imprescindible salir de la sociedad del espectáculo para ingresar al campo de la dilatación de la conciencia, la participación y la solidaridad.

Una ciudad sustentable es un sistema artificial diseñado por el hombre que tiene la virtud de integrarse a la naturaleza sin contaminarla y de ser amigable, de servir a su creador con calidad. O dicho de otra forma, es un sistema artificial que no esclaviza al ser humano ni destruye al medio natural en el que se implanta. Es una ciudad que se sustenta equilibradamente entre la naturaleza, lo artificial y lo humano creando un entorno, en el espacio y en el tiempo, de calidad para todos.



Autor: Cristian Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social

martes, 25 de noviembre de 2008

Recursos naturales

Se denominan recursos naturales a aquellos bienes materiales y servicios que proporciona la naturaleza sin alteración por parte del hombre; y que son valiosos para las sociedades humanas por contribuir a su bienestar y desarrollo de manera directa (materias primas, minerales, alimentos) o indirecta (servicios ecológicos indispensables para la continuidad de la vida en el planeta).

Tipos de recursos naturales

Recursos renovables

Los recursos renovables son aquellos recursos cuya existencia no se agota con su utilización, debido a que vuelven a su estado original o se regeneran a una tasa mayor a la tasa con que los recursos renovables son disminuidos mediante su utilización. Esto significa que ciertos recursos renovables pueden dejar de serlo si su tasa de utilización es tan alta que evite su renovación. Dentro de esta categoría de recursos renovables encontramos al agua y a la biomasa. Algunos recursos renovables se clasifican como recursos perpetuos, debido a que por más intensa que sea su utilización, no es posible su agotamiento. En los recursos renovables podemos encontrar las fuentes de energía: que son aquellos materiales o fenómenos de la naturaleza capaces de suministrar energía en una cualquiera de sus formas. También se les llama a estos recursos energéticos.

Recursos no renovables

Se denomina reservas a los contingentes de recursos que pueden ser extraídos con provecho. El valor económico (monetario) depende de su escasez y demanda y es el tema que preocupa a la Economía. Su utilidad como recursos depende de su aplicabilidad, pero también del costo económico y del coste energético de su localización y explotación. Por ejemplo, si para extraer el petróleo de un yacimiento hay que invertir más energía que la que va a proporcionar no puede considerarse un recurso. Como es también el carbón y la madera

La contabilidad de las reservas produce muchas disputas, con las estimaciones más optimistas por parte de las empresas, y las más pesimistas por parte de los grupos ecologistas y los científicos académicos. Donde la confrontación es más visible es en el campo de las reservas de hidrocarburos. Aquí los primeros tienden a presentar como reservas todos los yacimientos conocidos más los que prevén encontrar. Los segundos ponen el acento en el coste monetario creciente de la exploración y de la extracción, con sólo un nuevo barril hallado por cada cuatro consumidos, y en el coste termodinámico (energético) creciente, que disminuye el valor de uso medio de los nuevos hallazgos.


lunes, 24 de noviembre de 2008

>Algunas citas de autores<

El Cambio Climático es “un desafío social”, ya que se trata de un fenómeno causado por el hombre y cuyas consecuencias serán sufridas fundamentalmente por el.





“La pésima educación social que recibimos, es la principal causa de nuestros males” (Abel Desestress)



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La sombra de la tecnología en el medio ambiente

A pesar de los notorios beneficios de las mismas paradójicamente también obstaculizan el progreso hacia un modelo social más democrático y de equilibrio en la distribución de la riqueza material, así como hacia un modelo de sociedad menos agresivo con la diversidad cultural y mediambiental. A lo largo de la segunda mitad del siglo XX "ha ido creciendo la conciencia del peligro de la tecnología, en cuanto ésta construye tecnológicamente la realidad" (Tezanos y López, 1997, pg. 244). Frente a la concepción positivista del progreso científico y tecnológico como un proceso acumulativo de conocimiento destinado a la mejora de las condiciones materiales de la sociedad, en las últimas décadas hemos descubierto que el progreso tecnológico per se no significa automáticamente una mejora del bienestar el conjunto de los ciudadanos.

Al contrario, el evidente destrozo medioambiental del planeta como consecuencia del crecimiento industrial, los riesgos de la energía nueclear tanto en su versión civil de centrales destinadas a la producción de energía como en su versión militar de armas de destrucción masiva, el crecimiento sin control de los automóviles en el seno de los núcleos urbanos que está alcanzando límites próximos al colapso circulatorio, los riesgos implícitos de las modificaciones genéticas en alimentos y seres vivos, ..., entre otros muchos fenómenos, han provocado que tomemos conciencia de que el avance científico-tecnológico es una amenaza no sólo para el modus vivendi occidental, sino para el conjunto de la especie humana y de la vida en el planeta. Vivimos en un tiempo de crisis de fe en el progreso tecnológico, o si se prefiere, de crisis de la ideología cientifista (González, López y Luján, 1996). Sabemos que la ciencia y tecnología per se, sin un proyecto político y social detrás, no nos conducirán inexorablemente hacia un mundo de mayor bienestar para el conjunto de la ciudadanía. Por el contrario, la expansión desmedida de los artefactos tecnológicos puede provocar, y así ocurre en muchas ocasiones, la pérdida del sentido y significado de la existencia , de las señas de identidad culturales, de muchos individuos y colectivos sociales.

En este sentido algunos de sus efectos perniciosos se deben a que aún no hemos tenido tiempo para adaptarnos a los nuevos tiempos debido a la evolución acelerada de las mismas, otros se deben al mal uso de las mismas que responden a meros criterios de interés mercantil sin prever las consecuencias negativas sobre el desarrollo humano y otras a la sobredosis de información sin saber tratarla adecuadamente. Lo que sigue a continuación es simplemente un esbozo o inventario de algunos de esos efectos perniciosos del tiempo digital en el que vivimos si lo analizamos desde una perspectiva ideológica que entiende la educación como una estrategia necesaria para el progreso no sólo material, sino moral y humano de nuestra civilización. Si no somos conscientes de dichos efectos nuestros proyectos y propuestas pedagógicas de utilización de las nuevas tecnologías serán ingenuas y posiblemente estériles.

Lo primero a destacar es que nuestra sociedad es una civilización dependiente de la tecnología en niveles progresivamente crecientes. Sin máquinas digitales, no funciona. En este sentido se extiende el miedo a los posibles fallos o déficits de los ordenadores provocados bien por los virus informáticos, por los ataques de ciberterroristas, o por los fallos de los servidores… El “mítico” efecto 2000 (2YK) con relación al posible fallo informático en el cambio de la fecha del 31 de diciembre del 1999 al 1 de enero del 2000, o los repetidos ataques a servidores de Microsoft y otras grandes compañías multinacionales, han servido como una llamada de alerta sobre la fuerte dependencia de nuestra civilización hacia las máquinas digitales.

En segundo lugar, el proceso de globalización apoyado en el control de los medios de comunicación está imponiendo la hegemonía cultural de la civilización occidental, fundamentalmente norteamericana, sobre el resto de las culturas del planeta. La juventud de la mayor parte de países consume la misma ropa, música, comida, juegos, películas…, es decir, tienen las mismas experiencias culturales con medios. Nos dirigimos hacia el uniformismo cultural en detrimento de las culturas propias y locales, y hacia el aumento de los enfrentamientos culturales que en muchos casos desembocan en violencia. Simultáneamente, están aumentando las desigualdades culturales y económicas entre unos países y otros. El desarrollo tecnológico y científico afecta a todos los miembros de la sociedad pero no de la misma forma. El acceso a las nuevas tecnologías y al conocimiento e información está al alcance de aquellas personas que tengan las posibilidades materiales y las habilidades adecuadas para comprarlas y usarlas, provocando un aumento de las distancias culturales y sociales. Esta desigualdad se desarrolla tanto en el interior de los países occidentales como entre los países del primer mundo respecto al denominado tercer mundo (UNESCO, 2001; García-Vera, 2001). Por otra parte, el avance de la economía de mercado en el ámbito mundial supone la transformación del concepto de individuo como ciudadano, pasando a ser un cliente o usuario. Con ello lo relevante no son las personas, sino los consumidores lo que provoca que el bienestar se dirija hacia los grupos sociales con capacidad económica, quedando excluidos de la evolución del mercado aquellos colectivos sociales sin potencial de consumo (parados, jóvenes, emigrantes, ancianos, etc.).

Finalmente, hemos de indicar que el uso de las tecnologías de la información y comunicación digitales, conlleva inevitablemente la pérdida de la privacidad y el incremento del control sobre los individuos y grupos sociales. La utilización de las nuevas tecnologías de la comunicación, implica el registro de las referencias personales y las actividades de los usuarios. El acceso y utilización de esos datos por parte de organismos e instituciones sociales así como por empresas privadas minan, en cierta medida, la libertad de los ciudadanos. Cuando compramos con una tarjeta electrónica, visitamos una página web, realizamos una operación bancaria, enviamos un correo electrónico… estamos registrando estas acciones en alguna máquina, nuestra privacidad, en consecuencia, desaparece en el mundo virtual. El problema consiste en el uso malicioso que ciertos individuos (piratas electrónicos) u organizaciones, sean de carácter comercial o gubernamental, puedan realizar con esos datos de nuestra vida privada.

(Manuel Area Moreira)